LA MENTIRA DE LA SANGRE QUE CUBRE TODO
“LA SANGRE: Entre la Torá y la Doctrina Evangélica – ¿Qué Dice Realmente la Fuente?”
1. EN LA TORÁ, la sangre es símbolo de vida, no de salvación mágica
“Porque la vida de la carne en la sangre está” – Vayikrá (Levítico) 17:11
En el judaísmo bíblico, la sangre tiene un sentido sagrado porque contiene la vida, y por eso debía tratarse con respeto. Se usaba en ciertos sacrificios rituales, pero nunca como objeto de adoración. La Torá prohíbe expresamente consumirla o manipularla fuera del ritual establecido.
2. LA SANGRE EN EL JUDAÍSMO NO redime al alma por sí sola
“El sacrificio de los malvados es abominación a Hashem” – Mishlé (Proverbios) 15:8
La Torá enseña que los sacrificios solo son válidos si van acompañados de arrepentimiento, justicia y cambio de conducta. No hay redención automática solo por verter sangre. Lo que restaura el alma es el teshuvá (arrepentimiento profundo), la justicia, y volver a los caminos del Creador.
3. LA DOCTRINA EVANGÉLICA DISTORSIONA el sentido original del sacrificio
La idea de que “la sangre de Cristo cubre todos los pecados” y que no se necesita más que creer en esa sangre es una construcción posterior, elaborada principalmente por Pablo de Tarso.
Pablo mezcló ideas judías con conceptos grecorromanos de redención, creando una teología donde la sangre se convierte en objeto de poder espiritual, más allá del acto consciente del alma.
Esto no tiene raíz en la Torá. En ningún lugar se enseña que la sangre de un ser humano (incluso justo) pueda sustituir el trabajo interior que cada persona debe hacer.
4. “Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.” – Devarim (Deuteronomio) 24:16
Cada persona es responsable de su alma. Nadie puede tomar el lugar de otro en la justicia divina. La redención es un trabajo personal, comunitario, ético y espiritual.
5. LA VERDADERA LIMPIEZA NO ES CON SANGRE, sino con verdad
“Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado” – Tehilim (Salmos) 51:4
David no pide sangre. Pide limpieza interior, conciencia, pureza del corazón.
No rechazo la sangre. La honro como símbolo de vida.
Pero no idolatro una cruz ni una gota.
Porque el Creador no me pide que acepte la sangre de un hombre,
me pide que limpie mi camino, eleve mi alma y restaure la armonía perdida entre Él y yo.
La sangre de nadie puede sustituir la responsabilidad espiritual que tengo sobre mi cuerpo, mi mente y mi alma.
No niego el valor que otros sistemas de creencias le den a sus figuras, pero yo elegí otro camino: el de sanar, liberar y restaurar desde la sabiduría que Hashem puso en Su creación, en mi interior y en la tierra.
YO TE PREGUNTO :
• ¿Dónde está tu cuerpo cuando repites frases que ni siquiera comprendes?
• ¿Dónde está tu alma cuando no escuchas lo que tu corazón grita en silencio?
• ¿Dónde queda tu sangre cuando tu mente está atrapada en doctrinas que no puedes cuestionar?
No hablo por moda, hablo desde la experiencia.
No toco energía ajena, trabajo con la luz del Creador.
Y si me escuchas con el alma, tal vez entiendas que sanar no es traicionar a Dios, es regresar a Él con conciencia.”
Batsheva Jaya Efrat
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